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¿Quién fue Loris Malaguzzi?

Mi nombre es Antonela Serrano y durante los días 1, 2, 3, 6 y 7 de julio participé de un seminario online titulado “Loris Malaguzzi y las escuelas de Reggio Emilia. Historia y contemporaneidad de la experiencia educativa reggiana” a cargo de maestros, pedagogos y atelieristas de las escuelas Reggio Emilia y Reggio Children.

Los cinco encuentros temáticos están relacionados entre ellos y tratan los aspectos más sobresalientes del Proyecto educativo de Reggio Emilia: los 100 lenguajes del niño, la función del atelier, el rol del atelierista, la dimensión estética educativa del entorno, el ambiente como activador, la documentación pedagógica que hace visibles los procesos de aprendizaje y la continuidad educativa entre la etapa de infantil y primaria.

El primer encuentro dedicado al pedagogo Loris Malaguzzi estuvo a cargo de Marina Castagnetti, maestra de la escuela Diana de Reggio Emilia, formadora de Reggio Children y colaboradora de los archivos de Loris junto a él.

Loris Malaguzzi (1920-1994) fue un maestro, pedagogo, iniciador e inspirador de la metodología educativa de las escuelas infantiles de Reggio Emilia; trabajó con gran dedicación en la construcción de una experiencia de calidad educativa distinta a lo que se conocía hasta el momento.

La innovación educativa, social y política es eldistintivo de la obra de Malaguzzi. Es una innovación concreta, demostrable con la intención de transformarnos hacia una sociedad con mayor equidad, participación y protagonismo por parte de todos; pero, sobre todo, dando identidad, voz y derecho de palabra a todos los sujetos que forman parte de la relación educativa (niños– familia y educadores); una idea muy potente que fue abriendo caminos: el derecho a tener derechos connota la dignidad del ser humano, la dimensión de la igualdad y la democracia. Loris logra que se respeten estos derechos en la cotidianidad de la escuela, y, con la presencia de múltiples lenguajes, introduce el derecho a la subjetividad en la sociedad.

“La cultura de la subjetividad es algo muy distinto. La subjetividad la relacionamos, al fin, directamente, con un derecho de carácter biológico y cultural: significa un reconocimiento de acreditar recursos, de un fuerte dinamismo evolutivo que concedemos, que reconocemos que está presente en todos los niños.

Reconocimiento de un derecho de competencia; hay quien habla de la competencia de los niños como un hecho ingenuo, como de una ingenuidad, pero creo que el problema de des- cubrir las competencias de los niños es uno de los máximos descubrimientos, el descubrimiento más productivo, más prolífico que quizás se haya hecho jamás respecto a temas de subjetividad, de derechos, etc.

Reconocimiento por parte de los niños de entrar activamente en la vida, lo que hace el niño es una entrada activa.

Acreditar al niño capacidades interactivas, de reciprocidad relacional, de constructividad de inteligencias, de constructividad de conjeturas, de constructividad también de elementos de evaluación de las conjeturas y de las cosas que salen de sus manos y de su mente, de arreglos, sin duda, y de creaciones también transgresivas, de negociar con las cosas, con las ideas, con los demás. Estamos diciendo cosas que realmente pertenecen a los niños.”

El descubrimiento de las competencias del niño abre la reflexión hacia la transformación de la educación: en el año 1981, Malaguzzi realizó la exposición “El ojo sí salta el muro”, esta muestra recorrió varios países y fue el primer acto concreto en dar visibilidad para reconocer, comunicar y compartir su imagen de un niño competente.

Durante esa exposición logró generar vínculo con políticos importantes con la intención de invitarlos a conocer su proyecto y que tomen conciencia de la necesidad de invertir en una educación de calidad para los niños. Fue a partir de esta muestra que nace la teoría de Los 100 lenguajes del niño.

A partir del pensamiento de Loris Malaguzzi se visualizan tres núcleos que articulan las relaciones educativas entre educadores y niños: el paradigma de la complejidad, la centralidad de las preguntas y el pensamiento crítico. Estos núcleos importantes siguen actualizando y vitalizando la educación infantil en los diferentes contextos de las escuelas.

Es una perspectiva de la cual se parte para seguir investigando las múltiples culturas, los múltiples ambientes desde un punto de vista antropológico. Una perspectiva a partir de la cual seguir observando y sintiendo a las personas en relación con otros seres vivos: un enfoque ecológico hacia el mundo, hacia todo lo que es vivo. Es un contacto directo que busca el significado de las cosas y los significados de los contextos culturales en una circularidad continua entre todas las partes que busca la evolución y la transformación.

Es un respeto de las diferencias, de los distintos puntos de vista que nos hace defender el derecho a la competencia tanto de niños como de adultos para participar en esta construcción de la cultura y compartirla.

Este enfoque ecológico revela su visión planetaria:

“Un mundo hecho en red es un mundo que comunica aún sin quererlo, es un mundo que tiene el mismo destino incluso si se buscan destinos parciales y distintos, es un mundo donde las creencias, los antiguos y nuevos fundamentalismos, tal vez volverán, no se sabe cómo ni de qué manera, no sabemos cómo la historia resolverá sus dificultades, pero es importante que sepamos que esta forma de un mundo en red coincide perfectamente, creo, con la imagen en red de nuestro cerebro y del funcionamiento de nuestro cerebro.

Pienso que esta imagen potente también puede resultar adecuada para la escuela, para su funcionamiento, su organización, su logística, para donde la educación, la pedagogía, la didáctica, el aprendizaje, el saber puedan cobrar una forma de red, con una posibilidad recíproca de contagios, de interacciones.”

 

Un mundo hecho en red

Y dentro de esta red tienen lugar migraciones, emigraciones, desplazamientos, cambios de costumbres, cambios de lenguaje; intenten pensar en todo lo que tiene lugar a día de hoy, en lo que sucederá en los próximos años quizás para entender que se trata de una imagen potente que hay que retener, es una imagen potente porque la podemos trasladar a muchos otros campos, la podemos trasladar al campo del imaginario, al plano del conocimiento científico, al plano de la pedagogía, al plano de la cultura.

Malaguzzi piensa en la escuela como un organismo que podrá vivir una renovación sólo si existe una trama entre contexto y conciencia y conocimiento: anticipaba conceptos de red de contagio, de interacción muy actuales para los años 90; en la actualidad reviste gran interés lo que es el concepto de la mente de los niños, el avance de las neurociencias que arrojan una visión compleja e integrada de la mente de un ser humano, una visión de expresó a través de su teoría de los 100 lenguajes.

Malaguzzi reconoce a todos los sujetos la libertad y la legitimidad de poder aprender dentro de las diferencias con múltiples accesos al mundo y al conocimiento.

Actualmente en las escuelas de Reggio Emilia se intenta trabajar ese reto de proyectar todos esos lenguajes, buscando la modalidad en los contextos, la multimodalidad en los lenguajes.

 

Conceptos para reflexionar sobre el pensamiento de Malaguzzi:

– Derecho a tener derechos desde una visión ecológica del ser humano, el derecho a la subje- tividad.
– Derecho a la investigación y la interdepen- dencia entre la teoría y la práctica en los contex- tos educativos.

– Derecho a la participación de los sujetos que están implicados en la relación educativa.
– Derecho a la belleza: apreciar los aspectos desde diferentes puntos de vista.

– Compromiso ético y moral de privilegiar a los derechos por encima de todo.

La teoría de los 100 lenguajes

Es una teoría social, crítica, psicológica y pedagógica; una teoría que Loris Malaguzzi estuvo elaborando desde los años 70, un momento de gran inspiración cultural, de renovación de las instituciones culturales, sociales, educativas.

Esta teoría propone superar lo que es la supremacía de la palabra, sobre todo para aquellas personas de clases más desfavorecidas, para dar a todos la posibilidad y la dignidad de aprender a todos los sujetos, reconociendo a todos los sujetos la libertad y la legitimidad de la diferencia; por esto, Loris Malaguzzi habla de accesos múltiples plurales al mundo y al conocimiento.

Los lenguajes representan un manifiesto con matices culturales, políticos, educativos, al cual intentamos seguir interpretando en todos los contextos de aprendizaje para niños y adultos.

“..otro problema que tenemos de inmediato es el de procurar que los niños, por cuán difícil pueda resultar actualmente, tengan la posibilidad de ver más allá de la calle, más allá de la ventana, más allá del camino y ver el futuro. Sin futuro no se puede alimentar ninguna esperanza y esto los niños lo saben. Necesitamos creer ante todo que los niños son capaces de hacer muchas cosas.

Nosotros decimos que los niños tienen cien lenguajes, hace falta, pues, que la maestra tenga al menos cien lenguajes, hace falta que el espacio donde vivimos tenga cien lenguajes; y hace falta que estos lenguajes atraviesen las paredes, las casas, las familias de los niños.

Podemos pensar en una especie de gran laboratorio ideal que contribuya a la construcción de un gran contexto que abrace toda la escuela, más los ámbitos familiares y quizás llegando al territorio del pueblo, de la ciudad.

Procuren que las instituciones culturales de la ciudad estén hechas para los niños. Procuren que la ciudad también sea una ciudad que se acuerda de los niños.”

Desde su pensamiento, Loris empuja a construir un futuro con los niños dándoles toda la confianza, colocándolos en el centro, en el corazón de los que se hace, con ando en la capacidad que tienen de hacer muchas cosas; y es aquí donde el educador se debe plantear cómo prepararse para ayudarlos a avanzar en sus competencias a través de los aprendizajes.

Cuando habla de los cien lenguajes de los niños, hace referencia a los cien lenguajes del entorno, otorgándole la responsabilidad a los educado- res de formarse como adultos cultos, capaces de elaborar, proyectar y seguir investigando y seguir empujando siempre hacia adelante. Es muy importante tener una estrategia, intentar dar una organización coherente con los procesos de aprendizaje con los niños. Loris tuvo la intención que la ciudad reconozca a las instituciones y a los niños ya que considera que estas tres dimensiones -los niños, el aprendizaje y el contexto- van siempre de la mano.

La investigación es la manera natural e innata que tiene el ser humano de llegar al conocimiento; es un derecho vital, es la naturaleza del ser humano este impulso por conocer aquello que es desconocido, aquello que es nuevo. Garantizar el derecho a la investigación es una decisión ética y política.

La investigación supone un impulso a todas las potencialidades de futuro con todas estas potencialidades; la investigación como fuente renovable de asombro y maravilla para satisfacer y dar derecho a la vida, a la belleza, a la atención y al cuidado.

“Siempre hace falta un golfo… para los hombres, para los niños, para las mujeres: un lugar resguardado, un lugar más silencioso, un lugar donde poder pensar más y mejor.

Y, ¿qué haremos todos en ese golfo?

Pensaremos entre todos en lo que hemos hecho y lo que no, para nosotros y para los niños, intentaremos entender las razones por las cuales un fenómeno de este tipo no solo está a nuestras espaldas sino también, y todavía, ante nosotros.

Pensar que más que una nostalgia del ayer más bien hará falta una nostalgia del futuro…
Los niños, los que hay y los que vendrán, nos aguardan allí donde pueda llegar la nostalgia del futuro…”.